viernes, 25 de abril de 2014

Publicado el 4/25/2014 02:00:00 p. m. por con 0 comentarios

Hipócrates y el Juramento hipocrático


Manuscrito bizantino del siglo XI. Biblioteca Vaticana

Hipócrates nació en Kos en el año 460 a.C., hijo de Finaretes y el médico Heráclides, que le enseñó los principios del arte de la medicina.
Galeno atribuyó a Hipócrates la creación del concepto de Medicina: “es librar del mal a los enfermos, calmar sus arrebatos, acercar la mano a quienes postra, aunque se piense que tal cosa es imposible”. 

Las teorías hipocráticas dotaron a la Medicina de una base racional, mediante una observación cuidadosa del hombre y su medio, el razonamiento entre causa y efecto, y la exacta apreciación de fenómenos similares y opuestos. Considera la salud como norma y el alejamiento respecto de la norma, como sendero a la enfermedad. Así, nace el concepto de prevención y el espíritu educativo de los médicos. 

Las descripciones de cuadros clínicos no habían sido reunidas de un modo ordenado hasta Hipócrates, dando origen a la historia clínica como un relato minucioso de las observaciones hechas junto al lecho del enfermo (klina), hasta conocer los signos distintivos de cada síndrome, y así adquirir la “capacidad de discernir” (diagnostikós) de qué se trata la enfermedad. 

El pronóstico de los hipocráticos se basaba en la observación y la experiencia. En su Libro del pronóstico, dice: “…Me parece mejor médico aquel que sabe conocer por anticipado… Tratará mejor las enfermedades cuando sepa, con la ayuda del estado presente, prever el estado futuro”. 

Se han atribuido a Hipócrates 53 libros, escritos en prosa jonia entre finales del siglo V a.C. y la primera mitad del siglo IV a.C. La colección de sus obras, conocida como el Corpus Hippocraticum, reúne las doctrinas de la escuela de Kos, pero también de las de Knidos y de Crotone. Existen distintas teorías sobre si el conjunto de textos que lo forman fue escrito íntegramente por Hipócrates o si es el resultado del trabajo de una escuela iniciada por él y sus discípulos. 
La particular objetividad impersonal que lucía la ética científica de la escuela, contribuyó al anonimato de los autores y el todo quedó agrupado como un cuerpo doctrinario único. En la actualidad no se plantean dudas de que en vida de Hipócrates se escribieron los grandes tratados como Las enfermedades epidémicas (I-III), el Régimen de las enfermedades agudas, De los aires, las aguas y los lugares, De las fracturas, De las articulaciones y Las heridas de la cabeza.

Hipócrates estableció seis condiciones para el ejercicio de la profesión médica:
  1. Disposición natural 
  2. Buena enseñanza médica 
  3. Buenas costumbres 
  4. Comienzo precoz de los estudios
  5. Amor al trabajo
  6. Tiempo 

Además de su concepción de la Medicina Clínica como el arte de la observación cuidadosa y el razonamiento basado en la experiencia, también debemos a Hipócrates el “Juramento hipocrático”, código que asienta el valor de los principios éticos y los ideales morales en la práctica médica. Todas las prescripciones deontológicas que expone, tienen como base común ayudar al enfermo y proteger su integridad personal.

Comienza con una invocación a los dioses: Apolo, dios de la justicia y la medicina; Asclepios, dios de la medicina y la curación, sus hijas Higia, símbolo de la salud, higiene y prevención, y Panacea, encargada de la curación mediante las plantas. Entre la introducción y la conclusión se encuentran una serie de votos particulares, diferenciando dos partes: un pacto de familia o gremio y un código de conductas éticas. Por el pacto, el médico asume una serie de obligaciones para con el maestro, la familia de éste y la suya propia, así como comprometerse a aceptar a otras personas a condición de que hayan suscrito el juramento. El código ético contiene las normas de comportamiento del médico en el ejercicio de su profesión y constituye el juramento propiamente dicho. Concluye con una fórmula de execración, y siguiendo el uso ritual, invoca los dioses al principio y pone al final las consecuencias terrenas que deben derivarse de su cumplimiento o transgresión. 
Esta fórmula, aún hoy, debe ser pronunciada por los profesionales de la salud después de concluir sus estudios, antes de dedicarse a la práctica de su oficio, comprometiéndose con responsabilidad a actuar siempre en beneficio del ser humano. El contenido del juramento se ha adaptado a menudo a las circunstancias y conceptos éticos dominantes de cada sociedad. El Juramento hipocrático ha sido actualizado por la Declaración de Ginebra de 1948. También existe una versión, muy utilizada actualmente en facultades de Medicina de países anglosajones, redactada en 1964 por el doctor Louis Lasagna. 

En la Facultad de Medicina de la UAM se celebra desde hace 40 años el Acto de Graduación de cada promoción, en el que los licenciados pronuncian el texto del Juramento Hipocrático, en la versión que sigue:

Juro por Apolo médico, por Asclepios, Higia y Panacea, y pongo por testigos a todos los Dioses y a todas las Diosas, cumplir, según mi poder y mi razón, el juramento cuyo texto es el siguiente: Estimar igual que a mis padres a aquel que me enseñe este arte, hacer vida común con él y si es necesario, dividir con él mis bienes, considerar a sus hijos como mis propios hermanos, enseñarles este arte si necesitan aprenderlo, sin salario ni promesa escrita, comunicar los preceptos, las lecciones y todo lo demás de la enseñanza a mis hijos, a los del maestro que me ha instruido, a los discípulos inscritos u obligados, según los reglamentos de la profesión, pero a nadie más. Aplicaré los regímenes en bien de los enfermos, según mis facultades y mi juicio, nunca para hacer mal a nadie, no daré a nadie, por complacencia un remedio mortal, o un consejo que lo induzca a su pérdida. A toda casa donde vaya entraré para hacer el bien a los enfermos, todo lo que en el ejercicio y fuera del ejercicio de la profesión y en el comercio de la vida hubiere visto u oído y que no deba divulgarse, lo conservaré siempre como secreto. Si cumplo este juramento con fidelidad, que pueda gozar de mi vida y de mi arte con buena reputación entre los hombres y por siempre; si no lo hago y lo quebranto, que me suceda lo contrario. 

La Biblioteca de Medicina cuenta entre sus fondos con los Tratados Hipocráticos completos.


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