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jueves, 24 de abril de 2014

Giacomo Casanova o el bibliotecario inesperado

Entre los estereotipos que suelen rodear la figura del bibliotecario (o más frecuentemente, bibliotecaria) a veces surge la sorpresa, pues no sólo de mujeres de mediana edad con moño, gafas y propensión a hacer callar a los charlatanes se nutre esta profesión. De hecho hay ejemplos sorprendentes de personajes que han ejercido como bibliotecarios y que solemos encuadrarlos en otros escenarios: desde filósofos como Kant o científicos como Franklin a políticos como Mao Tse-Tung, por citar algunos.

Uno de estos bibliotecarios inesperados fue Giacomo Casanova (Venecia, 1725-Dux, actual Duchcov, Bohemia, 1798), más conocido como libertino, aventurero, espía y escritor. Describió su agitada vida en un libro de memorias (Histoire de ma vie) que es un sincero reflejo de su época, un relato costumbrista que describe con total libertad la vida de las clases altas en el Antiguo Régimen y sus propias experiencias, lo que provocó las mutilaciones de la censura al ser editado tras su muerte. Intercambió además una prolífica correspondencia con numerosos notables de su época y fue también autor de novelas, poesía e incluso libelos.

Su experiencia como bibliotecario la vivió al final de sus días, pues en 1785, cuando tenía 60 años, su amigo el conde Joseph Karl von Walstein le ofreció hacerse cargo de la biblioteca del castillo de Dux en Bohemia, donde continuó escribiendo sus memorias que había comenzado años antes y que dejó inconclusas a su muerte.

Si te interesa conocer las aventuras de Casanova, puedes encontrar ejemplares de sus Memorias en el fondo de la Biblioteca de Humanidades.

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