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lunes, 3 de noviembre de 2014

Clásicos de la Psicología. B. F. Skinner y el conductismo

Burrhus Frederick Skinner  (1904-1990), psicólogo y filósofo estadounidense. 

Tras su frustrado intento como escritor, estudia Psicología en Harvard doctorándose en 1931. Desarrolla su actividad docente en varias universidades estadounidenses para volver a Harvard como profesor en 1948, donde ejercerá el resto de su vida.

Su interés por los comportamientos y acciones de las personas le lleva hacia la psicología experimental y a abrazar, reformular y desarrollar el conductismo, marco conceptual que aborda la conducta de los organismos, humanos o no, como un fenómeno natural que se constituye en función de la interacción con el entorno conforme a las leyes del aprendizaje.
Siendo uno de los psicólogos americanos con mayor repercusión e influencia tanto en el mundo académico como profesional,  publica numerosos trabajos tanto técnicos como filosóficos sobre temas que van desde los métodos de laboratorio hasta los supuestos y principios conceptuales que guían la interpretación de los resultados de la ciencia de la conducta. También  escribe trabajos más especulativos y polémicos, en los cuales defiende la aplicación de las técnicas de modificación del comportamiento a todas las esferas de la vida humana.

CONDICIONAMIENTO OPERANTE

A partir de los trabajos de Thorndike,  I. Pavlov y  Watson, el padre del conductismo, a los cuales por otra parte no se privó de criticar concienzuda e incisivamente,  Skinner fue el pionero en la idea del condicionamiento operante. Acuña el concepto de  “operante” como una respuesta (es decir, una acción del organismo) definida en términos de sus propiedades funcionales, es decir, de los efectos que opera sobre el ambiente. Es decir, se contrapone a la definición morfológica de las respuestas, que las identifica con un conjunto concreto de movimientos musculares. Skinner se percata de que en la mayoría de los casos este último aspecto no es relevante: se trata de que un individuo, por ejemplo, intervenga hablando en público. Que lo haga levantando la mano izquierda o la derecha es indiferente. El psicólogo debe contar como instancias de la misma respuesta operante todas aquellas que tengan el efecto de que se dé la palabra al sujeto. 




Para estudiar el aprendizaje de operantes o condicionamiento operante, Skinner inventó un recinto experimental, “la caja de Skinner” o cámara operante, dentro de la cual colocaba ratas o palomas hambrientas. Dentro de la caja había una palanca cuya presión era el único operante disponible, es decir, la única conducta al alcance del organismo que tenía algún efecto en el ambiente. En el caso típico, el efecto de presionar la palanca era que el animal recibía una pequeña cantidad de comida.  Variando las circunstancias (otros estímulos, como luces o sonidos presentes en la caja, la relación exacta entre las presiones de palanca y la obtención de la comida, etc.)  y con ayuda del registro acumulativo, que generaba una curva que reflejaba exactamente la tasa de respuesta tanto local como global, se hizo posible un estudio extremadamente detallado de la adquisición, mantenimiento y extinción de las conductas cuyos resultados son desde entonces esenciales en entornos tan dispares como el tratamiento clínico de seres humanos o el adiestramiento de animales.

Skinner definió los conceptos de refuerzo y castigo en términos empíricos: un refuerzo es cualquier suceso que, cuando sigue sistemáticamente a una conducta, la hace más probable en el futuro. Por ejemplo, la administración de comida en la caja de Skinner hace más frecuentes las presiones de palanca. Lo mismo ocurre si la respuesta va seguida, por ejemplo de la interrupción de un estímulo aversivo que el organismo estaba recibiendo (en este caso dicha interrupción se llama "refuerzo negativo".  Por ejemplo, una estudiante que interviene en clase puede recibir alabanzas del profesor por lo acertado de su pregunta o reflexión. Si la frecuencia de intervenciones se incrementa, tal conducta ha resultado reforzada por las alabanzas (refuerzo). 
Un castigo, por su parte,  es cualquiera que disminuye la probabilidad de que cierta conducta a la que sigue sistemáticamente sea repetida. Un empleado trabajará duro sabiendo que el despido es una consecuencia de su vagancia.
El condicionamiento comparte características generales, pero difiere claramente del condicionamiento clásico o respondente investigado por Pavlov. 

DIFERENCIA ENTRE CONDICIONAMIENTO CLÁSICO Y CONDICIONAMIENTO OPERANTE:
CONDICIONAMIENTO CLÁSICO
CONDICIONAMIENTO OPERANTE
Un estímulo neutro va seguido sistemáticamente por otro estímulo que es muy importante para el organismo.  Ejemplo: el sonido de la campana se asocia con la salivación.
Una conducta emitida por el organismo va seguida de un suceso que la refuerza o castiga. Ejemplo: el individuo acciona una palanca y recibe comida.
El organismo aprende a utilizar el estímulo neutro como señal (E. condicionado) que le informa de la inminencia del estímulo relevante (E. incondicionado), y dará una respuesta condicionada cada vez que reciba el EC
El organismo aprende a realizar más frecuentemente esa conducta en esa situación  (o menos frecuentemente, si el suceso es aversivo).
El organismo puede anticipar los sucesos importantes (comida, peligros, etc.) realizando respuestas condicionadas que le ayuden a ser más eficaz
El organismo depende de sí mismo. Si su comportamiento es eficaz, recibirá muchos refuerzos y muy pocos castigos.



En el terreno aplicado, las aportaciones de Skinner son variadísimas, incluyendo técnicas educativas, adquisición de habilidades sociales, intervención en problemas clínicos, etc. 

Algunos de los libros de Skinner catálogo de la UAM.




MAS ALLÁ DE LA LIBERTAD Y LA DIGNIDAD (1971)

Al igual que Popper es conocido sobre todo por "La sociedad abierta y sus enemigos", una obra temáticamente marginal respecto al grueso de su trabajo técnico en lógica y teoría de la ciencia, Skinner es especialmente famoso por esta obra, de carácter más bien especulativo y escasamente importante en comparación con otras contribuciones de su autor a la psicología.
 “Más allá de la libertad y la dignidad” es  la obra más ampliamente especulativa y polémica de Skinner. Tiende a erradicar la concepción tradicional de Occidente, que ve en el hombre a un ser libre y responsable; afirma que la lucha del hombre por su libertad personal no se debe a su voluntad, sino a una serie de procesos conductuales, característicos del organismo humano, cuyo principal efecto consiste en evitar lo que llama caracteres aversivos del ambiente.
Skinner observaba que era natural intentar resolver los problemas del mundo mediante avances en tecnología o ciencia. No obstante los problemas siguen creciendo, así que afirma que las verdaderas soluciones sólo podrán surgir cuando cambie la conducta de las personas.
Pensamos en las personas como centros de los que emana la conducta cuando es más apropiado verlas como el resultado final de la influencia del mundo sobre ellas, y de sus reacciones al mundo. Hay que dejar de lado la idea de un hombre autónomo y prestar toda la atención al ambiente, a sus modificaciones y a la forma en que condiciona a sus individuos.
En el curso del libro, Skinner avanza a lo largo de dos líneas bien definidas: la afirmación de su teoría ambientalista y el desmoronamiento del concepto del hombre autónomo.
La libertad y la dignidad humanas son invenciones surgidas de una idea precientífica de lo que es el hombre. En cuanto sea posible definir al hombre como objeto de la ciencia, será posible definir los conceptos de libertad y dignidad, o bien sustituirlos por otros surgidos de la jerga conductista.
Se le critica que no explique cuáles serían los instrumentos prácticos para elaborar una tecnología de la conducta de la que habla a cada paso sin que se sepa en qué consiste o como podría llegar a existir (Sheffick, R. 1973).

BIBLIOGRAFÍA consultada:

Butler-Bowdon, T. (2007). 50 clásicos de la psicología. Málaga: Editorial Sirio

Sheffick, R. (1973). Más allá de la libertad y la dignidad. Revista de Sociología, Vol.1, 214-216

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