Se ha detectado un nuevo contagio del virus de la jubilación, que viene afectando a la Biblioteca de Económicas.
Los usuarios del Centro de Documentación Estadística seguirán disponiendo de las habituales bases de datos electrónicas, pero, a partir de hoy, tendrán que renunciar a nuestra más potente y eficaz herramienta de recuperación de información. Se llama Manola (así, en castizo). Sus búsquedas se nutren de fuentes digitales e impresas, antiguas y modernas, oficiales y oficiosas, públicas y semiclandestinas, y se adecúan al perfil del usuario hasta el punto de satisfacer necesidades que él mismo ignoraba que tenía. Su estrategia no se basa en un algoritmo, sino en conceptos que, de puro antiguos, suenan novedosos: conocimiento, tenacidad, dedicación, compromiso.
Y todo ello con un consumo mínimo: una manzana y un yogur a media mañana.
Un estudiante escribió en el apartado 'Aspectos a mejorar' de la encuesta de un curso sobre bases de datos: “La duración”. Manola no dudó un instante de que las tres horas que acababa de pasar disertando le habían sabido a poco. Podría haber disertado durante otras tres sin que sus conocimientos perdiesen pertinencia y sin dar muestras de padecer alguna de las debilidades humanas habituales: hambre, sed, frío, fatiga…
Pero nadie es perfecto. Hay materias con las que Manola no acaba de desenvolverse, como, por ejemplo, la maledicencia. Y, si te dejas la barba o te afeitas la cabeza, tarda un par de meses en observar: “Te noto algo raro”.
Y, en fin, con ella nos pasa algo más fácil de decir que de merecer: que la queremos, y no sólo, pero también, porque juntos hemos tenido que aprender a ver pasar los años por decenas…
Aviso para libreros desprevenidos: si entra en su establecimiento una señora de aspecto voluntarioso e inofensivo, no se confíe. Es Manola disfrazada, a la caza del último cómic manga. Si no la atiende debidamente, puede recibir un severo “¡Nones bodegones!”
Admirado, aunque no sorprendido,por la perspicacia de nuestro querido compañero, Miguel Muñoz,
ResponderEliminarquiero sumarme también, con mucho gusto, a sus observaciones y comentarios sobre nuestra compañera de tantos años, Manola. Un abrazo para los dos.
Mariano Toscano