La figura de Shakespeare (1564-1616) es tan genial como enigmática. Aun no se sabe a ciencia cierta quién fue, si realmente existió una persona con ese nombre o fue el seudónimo de un artista oculto. Shakespeare enamorado (Shakespeare in love, 1998), película de John Madden, no repara en este punto y da por sentada su existencia. El protagonista es el propio William Shakespeare (interpretado por Joseph Fiennes), joven dramaturgo que atraviesa una crisis de creatividad mientras escribe Romeo y Julieta.
En esos días conoce a Viola (Gwyneth Paltrow), una joven aristócrata de quien se enamora perdidamente pese a ser una mujer comprometida. Ella sueña con sus versos y se hace pasar por hombre para poder integrar su elenco. Al ser descubierta (ya que las mujeres lo tenían prohibido), es expulsada. Eso no impide, sin embargo, que ambos continúen amándose.
Shakespeare enamorado obtuvo gran éxito de crítica y público, y recibió, entre otros, siete Premios Oscar, tres Globos de Oro y cuatro premios BAFTA. Fue la película con más candidaturas a los Oscar de 1998, ya que sumó un total de trece nominaciones.
La recreación de época es lo más destacable del film. Tanto las localizaciones que emulan el Londres isabelino como la reconstrucción de los teatros y las actividades que allí se llevaban a cabo. Hasta la propia reina Isabel I está tan bien lograda, que con solo ocho minutos de aparición, le valió un Oscar a Judi Dench.
A esa historia de amor imposible, que combina ribetes de comedia con momentos de sentimentalismo puro, se suma la poesía de las piezas shakespearianas, el formidable trabajo de los actores, una banda sonora cuidada y una fotografía muy prolija. Lejos de volverse una historia de amor aburrida o melosa, la película consigue el equilibrio que exigen las comedias románticas contemporáneas.
El punto más alto es, probablemente, la puesta en escena de Romeo y Julieta hacia el final del film, en la que la propia Viola interpreta a la protagonista, debido a un imprevisto de último momento. El juego narrativo de lo teatral dentro de lo cinematográfico funciona a la perfección para desarrollar la historia entre Shakespeare y Viola, a la vez que se vuelve representación metafórica de ese impedimento que les prohíbe estar juntos.
Por otra parte, con esa pieza se cierra una consigna que estaba pendiente y que había sido impuesta por la propia reina Isabel: si una obra teatral era capaz de representar el verdadero amor. Retomando el tema de la gran tragedia amatoria de Shakespeare, el verdadero amor se expande también al propio creador. De esa forma, lo biográfico se confunde con lo creativo. El propio poeta sufre los caprichos del amor y hace justicia al título de la película.
Imagen: IMDb
muy buena reseña, excelente película!
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