La exposición Houdini. Las leyes del asombro se inaugura hoy, 10 de febrero y permanecerá abierta en el Espacio Fundación Telefónica (Madrid) hasta el próximo 28 de mayo.
Decir Harry Houdini (Budapest, 1874-Detroit, Michigan, 1926), incluso hoy en día, es evocar a un personaje legendario, el más célebre ilusionista de todos los tiempos, un rey de la magia que se convirtió en el maestro del escapismo, una disciplina de gran dureza que él llevó al virtuosismo, convirtiéndole en una auténtica celebridad en su época. Houdini solía ir más allá en cada una de sus actuaciones, utilizando cadenas, candados, esposas, camisas de fuerza, etc., artilugios con los que se maniataba para introducirse luego en peceras llenas de agua o en espacios claustrofóbicos (sacos, baúles...) de los que conseguía escapar en tiempo récord y de manera aparentemente milagrosa, sumiendo en el estupor a los asistentes a sus espectáculos. Aunque también practicaba otras disciplinas de la magia como el ilusionismo, pues llegó a ser muy célebre su hazaña de hacer desaparecer un elefante en una de sus actuaciones.
Además, Houdini era un experto en atraer la atención de los medios, pues sabía hacerse publicidad a través de la radio, carteles, prensa, cine...
Pero no sólo resulta interesante la figura de Houdini en su faceta profesional, sino también en la personal, pues fue un hombre que vivió al límite, siempre obsesionado por superarse físicamente (era un gran atleta) y plasmar esa superación en sus espectáculos, que le llevaron muchas veces al borde de la muerte.
Precisamente la muerte o mejor dicho, la comunicación con los muertos fue también una de sus obsesiones y el desenmascarar a los supuestos médiums que engañaban a los más crédulos, una de sus cruzadas más personales. Houdini tenía sus motivos. Siempre tuvo un gran apego por su madre, a la que adoraba; su muerte le sorprendió de gira, lejos de ella y siempre tuvo ese peso en su corazón, lo que le llevó a empeñarse en establecer comunicación con ella en el más allá, lo que le llevó a contactar con diversos espiritistas y aficionados al espiritismo, muy de moda por aquél entonces. Precisamente entre ellos estaba el famoso Sir Arthur Conan Doyle, creador de Sherlock Holmes. Doyle era un defensor a ultranza del espiritismo, en el que creía a pies juntillas desde que había perdido a su hijo en la Primera Guerra Mundial y Houdini y él se hicieron muy amigos.
Incitado por Doyle, Houdini acudió esperanzado con la idea de contactar con su madre muerta, a una sesión espiritista en la que Lady Doyle, la esposa de Arthur, ejerció de médium. Dicha sesión demostró taxativamente a Houdini la falsedad de aquellas puestas en escena y el engaño a que se sometía a los incautos. Rompió bruscamente la amistad con Conan Doyle y a partir de ahí se dedicó a desenmascarar concienzudamente a cualquier espiritista o médium que tuviera la mala suerte de cruzarse con él.
Como golpe final a estas prácticas, cuando murió a causa de una peritonitis provocada por unos golpes que recibió en el abdomen durante un reto con unos jóvenes, hizo prometer a su esposa que si alguien intentaba contactar con él desde el más allá, debía responder a un código secreto que sólo ambos conocerían. Por supuesto, nadie lo consiguió y tras diez años y una última sesión, su mujer decidió que "diez años eran suficientes para esperar por cualquier hombre" y dió carpetazo al asunto.
La muestra de Fundación Telefónica está articulada en seis secciones:
- ¡Pasen y vean!, donde se hace un recorrido sobre la historia de la magia desde el siglo XVIII
- Citius, altius fortius, como resumen de la nueva actitud de la sociedad y de personajes como el propio Houdini, de progreso físico, moral y personal
- Escape, la disciplina en la que Houdini se hizo más popular
- Lo que creen tus ojos, dedicada al ilusionismo
- La gran ilusión, sobre el dominio de Houdini de los mass media para promocionarse
- Código Houdini, acerca del auge del espiritismo y el ocultismo en su época y la feroz persecución de la que hizo objeto Houdini a estas prácticas, a las que oponía sus espectáculos, basados en la ilusión y no en la superchería.
Además, hay programados talleres y actividades para todas las edades de inscripción gratuita, además de un concurso de fotografía en Instagram.
Fuente: Espacio Fundación Telefónica
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