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jueves, 21 de septiembre de 2017

Signaturas pendientes (1): A quién se le ocurre escribir en estos tiempos...

En 2014 Sergio del Molino publica una novela titulada Lo que a nadie le importa. Aunque el libro cuenta otra historia, el título le va como anillo al dedo a la literatura española actual, la más joven (o no tanto, las edades ya no son lo que eran), en todo caso la más ignorada, la más obviada por reciente, la de aquellos que empezaron a escribir novelas en un acto de temeridad inconcebible: quién, en su sano juicio, puede empezar a escribir en estos tiempos...

Hace años, leyendo el periódico en la cafetería de la facultad, se me acercó un compañero y al mirar por encima de mi hombro me espetó: cómo puedes leer lo que ocurre en Carabanchel con lo que está pasando en el mundo. Me lo soltó como un reproche, como si yo fuera un frívolo por leer las noticias locales en vez de atender a un tiroteo en Houston o a un levantamiento campesino en la India. ¿Estaría desubicado en mi propia cercanía? ¿Se me habían atrofiado las inquietudes porque al leer, por ejemplo, Las uvas de la ira, me costaba más empatizar con la familia Joad que con la familia de Paco El Bajo en los Santos inocentes? A mí el peregrinaje de los Joad no me emocionaba del mismo modo que el de los miles de extremeños o andaluces que emigraron del campo a los suburbios de las ciudades, persiguiendo una prosperidad labrada a base de madrugones imposibles y manos agrietadas de poner ladrillos o fregar escaleras. Entiendo las penurias de los Joad, pero las otras las vivo, las siento. Las otras son mis abuelos.
A ver si voy a ser raro, me decía. ¿Has leido a este autor? Y yo, no. ¿Y a este? Y yo otra vez, no. ¿Y tú, has leído a este, y a este, y a este, y a este? Pero qué dices, qué cutre, ¿no? A esos no los lee nadie, me decían. Ser un provinciano en un mundo multicultural parecía ser lo peor que se podía ser. Y sin embargo pensaba (y sigo pensando) que hay demasiada gente que mira el mundo con unos prismáticos al revés, agrandando lo más lejano e ignorando lo que está a la vuelta de la esquina.

Con esa mirada algo esquinada (lo confieso sin culpa, aunque lo confieso) comencé a ver la literatura. Y descubrí cosas sorprendentes, como que cuando le preguntan a un escritor por sus lecturas siempre se remonta a tiempos pasados o a lugares lejanos, para apostillar dos preguntas más tarde que ahora apenas se escriben novelas que merezcan la pena. Nadie, nadie, admite leer a sus contemporáneos o a los que tienen cerca. Parecen vivir rodeados de un páramo literario que se prejuzga continuamente pero que sin embargo nadie lee.

Los planes de estudio y las publicaciones académicas tampoco son ajenos a esta miopía literaria. Las revistas de literatura y los suplementos culturales, en una espiral perversa, emplean a los escritores jóvenes como críticos en vez de atender y promocionar sus obras. La industria editorial española se mueve a rebufo de lo que funciona fuera, ya sea novela histórica, ficción para adolescentes o tramas eróticas sin frases subordinadas. Algún hueco queda, pero angosto: Anagrama por tradición, Penguin Random House porque son tantos los sellos absorbidos que cabe todo, y Planeta porque tiene a Seix Barral y su Biblioteca Breve. El resto son pymes editoriales que hacen lo que pueden por respaldar a nuevas voces que luego, si destacan, son fichados por los grandes clubes, como los futbolistas. Es ley de vida.

No sé quién conocerá los nombres de Isaac Rosa, Pilar Adón, Andrés Barba, Elvira Navarro, Sergio del Molino, Sara Mesa, Pablo Gutiérrez, Alberto Olmos, Lara Moreno, Jenn Díaz, Gonzalo Torné y tantos otros. Probablemente casi nadie los habrá leído. Por eso la Biblioteca de Humanidades se planteó como uno de sus objetivos para 2017 y años sucesivos comprar, dar a conocer y promocionar a aquellos autores que han cometido la osadía de escribir en la era de los videojuegos, los youtubers y las series americanas. Y por eso también iniciamos ahora una serie en CanalBiblos llamada Signaturas pendientes, un guiño a los libros que ya hemos incorporado a la colección y a los que quedan por llegar en el futuro.
Se trata, en fin, de que lo que a nadie le importa empiece a importarle a alguien.

6 comentarios:

  1. El título de la serie no puede ser más idóneo. Qué bien saber que se está apostando por la literatura contemporánea.

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  2. Me ha gustado mucho tu entrada, A. Te estás convirtiendo en un auténtico escritor. En estos tiempos que corren...

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  3. Me ha gustado mucho, A. Te estás convirtiendo en un auténtico escritor y en estos tiempos que corren...

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  4. estupenda entrada, me ha gustado mucho; sólo echo en falta enlaces a las obras de esos autores en el catálogo

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  5. Muchas gracias por tu comentario.
    La verdad es que pensé que, al estar todos los nombres juntos, saturaría esas líneas de enlaces. Pero creo que tienes razón y ya se puede acceder directamente a las obras de los escritores en el catálogo.
    Gracias de nuevo por la sugerencia.

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