Tim Burton tiene la suerte de los grandes talentos: dirigir películas icónicas cada dos por tres y algún film sin pretensiones entre medio, para no perder la práctica. Ese es el caso de Big Eyes, que casi no parece una película de Burton pero sin embargo, lo es.
El director se inspiró en la historia real de la pintora Margaret Keane (Amy Adams), quien hacia finales de los años ´50, contrajo matrimonio con Walter Keane (Christoph Waltz), un pintor frustrado que se adjudicaba la autoría de los cuadros que ella pintaba. En los años ´60, el éxito de las pinturas fue tal, que él se convirtió en uno de los artistas más celebrados, mientras ella permanecía en la sombra, pintando retratos de niños de ojos grandes.
Las pinturas se hicieron muy famosas en su momento, porque eran una expresión pop de un arte que tenía más de asiático que de norteamericano. Los Keane se volvieron millonarios gracias al secreto, hasta que Margaret se cansó de ocultarlo y decidió llevar a juicio a su marido, en un escándalo mediático atípico para esa época.
Big eyes no tiene casi nada del estilo Burton, aunque eso no le quita mérito. El guion es bueno y las actuaciones de los protagonistas le hacen justicia. Amy Adams ganó el Globo de Oro ese año y las canciones de la banda sonora, interpretadas por Lana del Rey, fueron ampliamente elogiadas por la crítica.
Una foto final que muestra a la verdadera Margaret y a Amy Adams, confirma la historia y su aprobación sobre la narración de los hechos. Ella terminó siendo reconocida como la verdadera artista de la familia, mientras que con los años, él solo se arrogó el título de impostor. Aún hoy, con 91 años, Margaret Keane sigue pintando niños de ojos grandes.
Imagen: FilmAffinity
Tráiler: Youtube
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