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miércoles, 24 de octubre de 2018

Esa gente rara que escribe (1): La carta apócrifa de García Márquez

¿Quién no recuerda aquel poema atribuido a García Márquez que circuló por Internet y en el que el autor colombiano parecía despedirse de la vida? Era más o menos el 2000 y se extendió como la pólvora. Si hubiesen existido Twitter y Whatsapp habría llegado hasta el retiro de un budista tibetano. Y aun así se propagó, vaya si se propagó. Incluso el más rudo se emocionó con la despedida del escritor en aquellos powerpoints con música New Age que ponían los pelos de punta. 

Gabriel García Márquez se acababa de someter en Los Ángeles a un tratamiento contra un linfoma que padecía cuando el poema comenzó a circular por la red. Al poco desmintió ser el autor, tildándolo de cursi. Pero los desmentidos, ya se sabe, tienen corto vuelo. Todavía hoy se apela a estos versos para superar las contrariedades de la vida: voy a Youtube y veo que el último vídeo subido con la cara del escritor y el poema recitado es de… ¡ayer! 

El poema, titulado La Marioneta, está plagado de metáforas reveladoras que se interpretaron (e interpretan) como la despedida de Garcia Márquez tras diagnosticársele la enfermedad: “Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida”; “Si Dios me obsequiara con un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando al descubierto no solamente mi cuerpo sino mi alma”; “Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrá de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo”. 

Bueno, pues resulta que las metáforas no son tales. Son literales. Más literales no pueden ser. El texto fue escrito por el ventrílocuo Johnny Welch para su muñeco de trapo, Don Mofles, y se incluyó en el libro “Lo que me ha enseñado la vida”, publicado en 1996. Así que por ahí sigue, atribuido a García Márquez, cuestionando la veracidad de lo que circula en las aguas revueltas de Internet y nadie puede contener ni desmentir. 

Un último apunte. García Márquez y Johnny Welch se encontraron años después en la casa del comediante. Resulta que el escritor le pidió a Welch que sacara el muñeco de trapo y se puso a hablar con él como si fuera una persona real. ¿De qué hablarían Don Mofles y el premio Nobel? ¿De literatura? ¿De los derechos de autor? Aquel episodio de la carta apócrifa motivó a García Márquez para escribir el relato de su vida. Vivir para contarla, la primera parte (y única) de sus memorias, apareció en 2002.



Créditos de las imágenes:
García Márquez © Isabel Steva Hernandez (Colita)
Johnny Welch: http://twitter.com/johnnywelchshow

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