Las historias de la posguerra han sido ampliamente retratadas en la literatura española. Una crónica de una época densa y complicada especialmente en lo que a la vida personal y cotidiana se refiere. El cómic español lleva unos años ya en los que son habituales los nuevos títulos que hablan de dicha época, una época esencial para entender nuestra sociedad actual. Algunos ejemplos son "El arte de volar"(Premio Nacional de Cómic 2010) de Antonio Altarriba y Kim, “Un largo silencio” de Miguel Gallardo o la aclamada serie “Paracuellos” de Carlos Giménez. Todos estos títulos tocan el tema de la memoria histórica desde un punto de vista autobiográfico, un punto de vista al que el cómic contemporáneo le tiene especial debilidad. Y es aquí donde podemos englobar “Estamos todas bien”, la ópera prima de Ana Penyas con la que ha ganado el Premio Nacional del Cómic 2018.
“Estamos todas bien” es la historia oral de las dos abuelas de la autora, Maruja y Herminia. Dos representantes de esa generación de posguerra a las que, según la misma Ana Penyas, “no solemos cuidar como ellas nos cuidaron”. Mujeres que siempre han tenido un papel secundario de otras vidas, es decir, “la esposa de”, “la madre de” o “la abuela de” pero que su vida dedicada a los cuidados ha sido esencial para la sociedad. Unas vidas que relatan el cambio de la vida rural a la urbana, la soledad del ama de casa, el machismo opresivo de esa época o los inestables momentos de La Transición. Todo ello recubierto de una capa de silencio. De hecho, el jurado del Premio Nacional del Cómic destacó sobre esta obra que rescata “a partir de una historia familiar, la voz de una generación silenciada”.
El jurado del Premio Nacional del Cómic también hizo mención a la “innovación y la frescura de la puesta en escena gráfica, además de la habilidad para integrar recursos del cómic y de otros medios". Ana Penyas nos sorprende con un estilo de dibujo muy versátil que lo mismo nos recuerda a las ilustraciones de la literatura infantil de los años 80 como a la caricatura expresionista. Así, junto con la integración del collage y aportando guiños a la cultura popular de nuestra historia reciente, la autora consigue una estética llena de familiaridad, a la par que sorprendente. Un conjunto que nos trasmite mucha cercanía y consigue dotar de una gran expresión a los personajes, algo esencial para la historia que nos quiere mostrar.
Este cómic da protagonismo a esas vidas sobre las que no se repara en el día a día pero que perfectamente podrían ser inspiración de novelas, series o películas. Un buen comienzo para bucear en nuestra historia.
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