Pages - Menu

miércoles, 27 de febrero de 2019

Esa gente rara que escribe (3): El amor fantasma de Edgar Allan Poe

Voy pasando páginas de mi cuaderno en busca de algo sobre lo que escribir. Es un cuaderno de espiral, con las hojas rayadas y tan livianas que al escribir por ambas caras las palabras se estorban con la sombra del envés. Cuando la desesperación anuncia el abandono me encuentro con esto, anotado en la esquina inferior derecha de una página doblada:

Shockoe Hill Cemetery (Richmond, Virginia). Allí hay una tumba con esta inscripción: 

SARAH ELMIRA ROYSTER SHELTON
1810-1888 
FIRST AND LAST FIANCEE OF THE POET EDGAR ALLAN POE

Contiene además unas líneas del poema Annabel Lee.

Lo primero que hago ante semejante revelación es buscar el significado de fiancee. Aunque se intuye, quiero saberlo exactamente. Significa prometida. Lo segundo que hago es lamentarme por no anotar la fecha cuando añado notas. Deduzco que no debe hacer demasiado, unos seis meses, no muy lejos del comienzo de esta campaña en el blog. Da igual. Investigo, releo los apuntes biográficos de Cortázar sobre Poe, busco artículos, busco libros, busco y mientras busco me pregunto por qué no recordaba a Elmira Royster, pues con este nombre se la menciona la mayoría de las veces.

Amar es el comienzo de la palabra amargura. Esta nota la encuentro en el cuaderno poco después del epitafio y me digo que es un buen resumen de la vida de Edgar Allan Poe al margen de las penurias literarias, quizás mayores que las amorosas. Se casó en 1835 con su prima carnal, Virginia, cuando ella contaba trece años de edad y Poe veintiséis. Los artículos y los libros hablan de un amor platónico, limpio, paternalista. Poe encontró en Virginia el único asidero al que agarrarse en su vida miserable. Virginia murió de tuberculosis en 1847. Cuentan que Poe siguió el cortejo fúnebre envuelto en su vieja capa de cadete de West Point. (Al leer este episodio me viene a la cabeza el cuadro de Pradilla y la imagen de Juana la Loca velando el féretro de su marido muerto, con la melena enredada entre el humo que se escapa, invadiéndolo todo.) 

De Virginia me acordaba. De la capa no, obviamente. Y de Elmira Royster tampoco. Sigo. 

Huérfano al poco de nacer, a Poe lo acogió la familia Allan (aunque nunca lo adoptaron legalmente, sí adoptó el apellido), una familia acomodada de Richmond. Allí se enamoró de una adolescente de bellos rizos, Elmira Royster. Ella tenía quince años, Poe dieciséis. Ni el tutor de Poe ni el padre de la joven de bellos rizos aprobaban una relación que boicotearon hasta romperla. Poe se marchó a estudiar a la Universidad de Virginia y se separó de Elmira definitivamente. 

Al morir Virginia (me pregunto si tendrá algún significado esta homonimia entre el nombre de la esposa y el estado en el que vivió el escritor), Poe cayó en un pozo oscuro de autodestrucción que ya no abandonó, salvo paréntesis de serenidad, hasta el final de su vida. El opio (que bebía en forma de láudano) y el alcohol, aunque lo habían acompañado siempre, llegaron para destrozarlo en sus últimos años de vida. Entre 1847 y 1849 apenas escribió, pero se declaró a la señora Shew, a la señora Whitman (que lo aceptó para rechazarlo a última hora por borracho) y finalmente a su amor de juventud, la señora Royster, con quien se había encontrado en una conferencia de Poe en Richmond. Así que el escritor volvió a Richmond para estar con ella, y dieron paseos y hablaron de literatura, y Poe parecía que remontaba del sueño de los muertos. 

En septiembre de 1849 Elmira acepta casarse con él. La fecha de la boda queda fijada para el mes siguiente. El 27 de septiembre Poe se embarca en Richmond rumbo a Baltimore. Va en busca de Muddie, Mrs. Clemm, su tía carnal por parte de padre, su verdadera madre, la única que estuvo siempre a su lado, la que le agarraba la mano cuando Poe no podía dormir tras la muerte Virginia. Esa misma mujer que lo consolaba era su madre y su suegra, pues Muddie era la madre de la inocente Virginia.

Dos días después, el 29, el barco atraca en Baltimore. Poe debe coger un tren a Filadelfia. Pero nunca llegó a cogerlo. A partir de este punto se abre un paréntesis de cinco días en el que todo es niebla y conjetura. La hipótesis más frecuente es la de las elecciones de Baltimore, que se celebraban en aquellas fechas: los partidos recogían a algunos mendigos para emborracharlos y hacerlos votar de un colegio a otro hasta que los abandonaban sin conocimiento en cualquier callejón. Parece ser que Edgar Allan Poe, como si fuera el protagonista de uno de sus relatos más mórbido, fue uno de los que más votó esa noche electoral. Al fin el 3 de octubre lo encuentran, medio muerto y desastrado, tirado a las puertas de una taberna. Ese mismo día lo ingresan en el hospital Washington College de Baltimore, donde moriría a las tres de la madrugada del 7 de octubre de 1849.

© de las imágenes: Portrait of Edgar Allan Poe. The Museum of Edgar Allan Poe (Richmond, Virginia) / Shockoe Hill Cemetery (Richmond, Virginia).

2 comentarios:

¡Muchas gracias! Si nos proporcionas una dirección de correo-e, podremos responderte de modo personalizado. También puedes hacer llegar los comentarios a través de Quid? Consulta la biblioteca.