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miércoles, 6 de febrero de 2019

Palabras filmadas (33): My Fair Lady (Mi bella dama, 1964)


Cuando el premio Nobel de Literatura George Bernard Shaw escribió para el teatro su obra Pigmalión en 1913, bebió de las fuentes clásicas (el poeta Ovidio en sus Metamorfosis, narra la historia del rey Pigmalión, eterno buscador de la mujer perfecta, que decide esculpir una bella estatua, Galatea,  a la que tras dotarla de vida Afrodita acaba desposando), aunque le dio un toque más moderno convirtiendo a Pigmalión en un profesor de fonética de mediana edad, solterón y misógino llamado Henry Higgins y a la bella Galatea en Eliza Doolitle, una pobre muchacha con ciertas aspiraciones que se gana la vida en las calles como florista y es dueña de un acento cockney tan llamativo que atrae la atención del profesor hasta el punto de apostarse con un amigo suyo, el coronel Pickering, que conseguirá no sólo hacerla hablar con el inglés de la reina, sino que la hará pasar por una dama ante cualquiera que la conozca por muy astuto que sea y en el plazo de seis meses. Ni que decir tiene que, a partir de aquí, el encontronazo entre los sexos está servido.

El éxito de la obra teatral hizo que en 1938 se adaptara al cine con el mismo título, Pigmalión, protagonizada por Leslie Howard y Wendy Hiller; de nuevo el resultado es aclamado por el público y en los óscar de 1939 opta a varias candidaturas y,  he aquí un dato curioso, recibió el premio al mejor guion adaptado que fue a parar a las manos del ya consagrado Nobel Bernard Shaw.

La obra era muy popular y parecía lógico que igual que en otros casos parecidos, el siguiente paso fuera convertirla en un musical. Sin embargo, llevar a cabo esta empresa resultó más complicado de lo que parecía, pues, aunque lo intentaron los reputados Rodgers y Hammerstein, acabaron abandonando y no fue hasta que se hicieron con ella Loewe y Lerner, otro destacado tándem de autores musicales, cuando surgió la obra definitiva con nuevo título, My Fair Lady (Mi bella dama), estrenada en Broadway en 1956, con el veterano actor Rex Harrison como el profesor Higgins y la joven actriz y maravillosa cantante Julie Andrews como Eliza. Calificada como “el musical entre los musicales”, archirepresentada siempre con gran éxito, los magnates del cine se dispusieron, de nuevo, a convertirla en película.

Bajo la dirección de George Cukor se estrenó en 1964 la versión cinematográfica de My Fair Lady no sin polémica, ya que para el papel de Eliza se prefirió a Audrey Hepburn frente a la desconocida para el cine Julie Andrews; saber que Audrey tuvo que ser doblada por la soprano Marni Nixon en los números musicales supuso un verdadero escándalo y aunque por lo demás su actuación y su sola presencia en el film son magníficas, no fue propuesta para el óscar a la mejor actriz principal en 1965, ganándolo, paradojas de la vida, Julie Andrews por Mary Poppins.

El profesor Higgins sí fue interpretado por Rex Harrison (que tampoco cantaba, sino que empleaba el recitativo en sus canciones) y fue galardonado con el óscar al mejor actor. En total, My Fair Lady ganó ocho óscar, incluido el premio al mejor director para George Cukor, mejor director musical para André Previn y el de mejor película.

Tal lluvia de óscar no fue algo gratuito, ni mucho menos, ya que My Fair Lady es un maravilloso espectáculo visual, con magníficas actuaciones y no sólo las de los actores principales; una gran dirección y una música bella e inspiradísima. Tampoco hay que dejar de lado la impronta de Cecil Beaton, quien firmó como figurinista y director artístico de la película. En suma, un lujoso despliegue de talento que merece la pena disfrutarse más de una vez.

Imagen: IMDb
Tráiler: YouTube



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