“… Y luego, cuando ante ti se abran muchos caminos y no sepas cuál recorrer, no te metas en uno cualquiera al azar: siéntate y aguarda. Respira con la confiada profundidad con que respiraste el día en que viniste al mundo, sin permitir que nada te distraiga: aguarda y aguarda más aún. Quédate quieta, en silencio, y escucha tu corazón. Y cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve.”
Nuestro diccionario acoge una enorme colección de palabras hermosas. Una de mis preferidas es “abuela” y no tanto por las acepciones que la Academia le atribuye, sino por las connotaciones que cada uno le damos, casi todas relacionadas con los sentimientos, los buenos. Sucede igual en otros idiomas: nonna, en italiano, nan en inglés informal…
¿Quién no habrá deseado recibir una carta de alguno de sus abuelos que relate una historia que vivieron, desconocida para nosotros, o haberla encontrado en algún cajón? ¿Qué hechizo tienen las cartas de los otros que tanto nos atraen? Si además, está escrita por alguien de los nuestros, el encanto se más que multiplica.
Cuántas historias se descubren en las cartas, cuántos secretos se revelan a través de ellas... Lástima que ya sea una costumbre casi perdida. Ya no escribimos cartas, tampoco las recibimos. Al menos, no las de este tipo.
Donde el corazón te lleve es una larga carta escrita por Olga a su nieta, a la que ha criado desde bebé y que se ha marchado a Estados Unidos en los albores de la juventud. Olga está enferma y sospecha que el final está próximo. Durante varios días, escribe lo que parece una mezcla de confesión, reconciliación y acto de contrición con su hija, su marido, su amante, su nieta y consigo misma.
Una reconciliación con el pasado, cuando apenas queda futuro; escrita desde la ternura, pero también desde la necesidad asfixiante de revelar un secreto que, en realidad, no lo fue.
No es la primera novela de Susanna Tamaro, pero sí la que le dio reconocimiento internacional. Se tradujo a más de 35 idiomas. En España, fue publicada por primera vez en 1994 a cargo de Seix Barral. Fue todo un éxito de ventas, más de millón y medio de ejemplares vendidos. Dos años después fue adaptada para la gran pantalla, también con una muy buena acogida. En 2007, publicó su continuación, Escucha mi voz. Desde entonces ha sumado ya, a su brillante carrera como autora, más de veinte novelas.
No puedo cerrar esta recomendación de lectura sin añadir otra musical para acompañar la lectura: una de las obras más conocidas del Barroco italiano, Las cuatro estaciones de Vivaldi. Pero esta vez, el disfrute no puede ser simultáneo. Es necesario ver la interpretación que la Akademie für Alte Musik Berlin hace de esta magna obra.
Disfrutad de ambas.
Fotografía: planetadelibros.com
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