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miércoles, 30 de octubre de 2019

Palabras filmadas (36): La casa del lago (The Lake House, 2006)

La casa del lago es la versión hollywoodiense de una película coreana titulada “Il mare” (Siworae, 2000). Aunque también tiene su base literaria, concretamente en Persuasión, la última novela completa, publicada en 1818, de Jane Austen (1775-1817). Como ya explicamos en una entrada anterior, la popular obra de esta autora ha sido objeto de numerosas versiones, adaptaciones a todos los medios y ha inspirado personajes y situaciones de lo más variopinto. En este caso, además de ser la novela favorita de su protagonista, que la ha heredado de su padre fallecido y ser pieza fundamental en varias escenas de la película, inspira y comparte los temas básicos alrededor de los cuales gira el argumento de La casa del lago: la soledad, la espera y las segundas oportunidades. 

La casa del lago es una película romántica muy atípica, en la que la fantasía y los saltos en el tiempo son elementos esenciales en el desarrollo de la historia. 

Sus protagonistas son una joven doctora, Kate Forster (Sandra Bullock) y un arquitecto, Álex Wyler (Keanu Reeves), ambos solitarios y frustrados, con una vida sin apenas alicientes centrada en un trabajo agotador. 

Ella decide dar un giro a su vida y trasladarse a Chicago para empezar a trabajar en un gran hospital. Abandona su casa, una preciosa y original construcción asentada sobre unos pilotes de acero en la orilla de un lago en Illinois, pero antes de marcharse decide dejar una carta para el siguiente propietario en el buzón de la entrada, pidiéndole el favor de que, si llega correspondencia para ella, se la envíe a su nueva dirección, advirtiéndole, además, que las huellas de perro que aparecen en la entrada ya estaban cuando ella llegó. 

Álex, por su parte, ha decidido comprar la casa del lago por razones sentimentales, ya que su padre, Simon (Christopher Plummer), un arquitecto de enorme prestigio formado en la escuela de Le Corbusier y Mies Van Der Rohe, la construyó para vivir en ella con su mujer y sus dos hijos. Lamentablemente, al anteponer su trabajo a todo lo demás, ocasionó el abandono de su esposa y su posterior fallecimiento, lo que el hijo nunca ha perdonado a su padre, un hombre que gestiona muy mal sus emociones. 

Cuando el joven se muda a la casa y lee la carta que ha dejado Kate, no sale de su asombro pues, por una parte, no existen las huellas de perro que menciona y, además, la carta está fechada en 2006, aunque él vive en 2004…  A partir de aquí ambos empiezan una relación por correspondencia muy peculiar, pues está claro que sus vidas transcurren con una diferencia de dos años, aunque el buzón parece ser una especie de portal tiempo-espacio mediante el cual pueden comunicarse. Pronto, sus afinidades les llevarán a enamorarse y deciden reunirse por fin en el restaurante “Il Mare” el día de San Valentín de 2006. Sin embargo, también descubrirán que, a pesar de sus esfuerzos, no va a resultarles nada fácil coincidir en el mismo lugar en la misma fecha…

La casa del lago fue dirigida por el argentino Alejandro Agresti, debutante en Hollywood con este trabajo, quien imprime su personalidad en este remake de la película coreana, resultando un producto de factura delicada y poética, en el que el tiempo y el amor son elementos con los que el guion, adaptado por el Premio Pulitzer de Teatro de 2001, David Auburn, juega continuamente, con giros a veces un poco confusos y trampas hábilmente colocadas.

La crítica la trató de forma muy desigual en su estreno, aunque con el correr del tiempo las opiniones positivas han ido superando a las negativas, sobre todo al salir al mercado doméstico. 

La gran química entre la pareja protagonista es uno de los principales alicientes de la película. Sandra Bullock y Keanu Reeves, juntos por segunda vez ante las cámaras después de “Speed” (1994), la mítica película que les hizo famosos mundialmente, aunque apenas comparten escenas demuestran lo bien que trabajan juntos, con unas emotivas y sentidas interpretaciones, arropadas por los personajes secundarios, especialmente el gran Christopher Plummer.  

La casa, un personaje crucial de la trama en sí misma, fue construida en acero y cristal especialmente para la ocasión en Maple Lake (Illinois). Es una magnífica muestra de arquitectura efímera cinematográfica, inspirada en la obra de varios arquitectos de vanguardia.  

A destacar el escenario realmente de lujo que nos ofrecen los diferentes planos de la ciudad de Chicago y su arquitectura y en general la hermosa fotografía. Y, por último, la intimista banda sonora, en la que colaboran entre otros, Rachel Portman y Paul McCartney.





Imagen: Filmaffinity
Tráiler: YouTube

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