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miércoles, 9 de octubre de 2019

Vidas de película (13): La favorita (The Favourite, 2018)

La reina Ana Estuardo (Londres, 1665-1714), fue la última de su estirpe en subir al trono; al no tener descendientes ni familiares directos, a su muerte la corona pasó a unos parientes lejanos, los Hanover.

De religión protestante en una familia de tradición católica, llegó a ser reina por descarte al ir muriendo todos aquellos que la precedían en el camino al trono. Ni su reinado ni su personalidad son demasiado conocidos incluso en su país; sin embargo, hay al menos dos hechos que merecen destacarse de ese periodo histórico (1702-1714): fue la primera en titularse Reina de Gran Bretaña tras la unión en 1707 de Inglaterra y Escocia y la intervención de Inglaterra en la Guerra de Sucesión española a favor del archiduque Carlos de Habsburgo. Su ejército estaba dirigido por John Churchill, el primer duque de Malborough (el célebre Mambrú de la canción infantil inventada por sus enemigos los franceses). Con la firma del tratado de Utrech en 1713 Gran Bretaña fue compensada con Menorca y Gibraltar, además de, entre otros territorios, gran parte de Canadá.

No estando adecuadamente preparada para reinar, Ana tuvo, además, que sufrir las intensos y despiadados enfrentamientos entre los dos partidos que se disputaban el gobierno de la nación, los tories y los whigs, que la acosaban para que se inclinara hacia sus respectivos intereses.

La duquesa de Malborough, Lady Sarah Churchill, esposa de John Churchill (entre cuyos descendientes se encuentran Diana Spencer y Winston Churchill), era amiga íntima de Ana desde la niñez; su relación ha sido objeto de especulaciones dada la enorme ascendencia que tenía sobre la reina, pues mientras Sarah, una de las mujeres más bellas de su tiempo, tenía un carácter seguro y dominante, Ana, por contraste, era mucho más débil, influenciable y tornadiza. En sus retratos de juventud se la representa como una joven de rostro dulce y bellos ojos que debió marchitarse muy pronto. Existen dudas sobre si esta relación era de carácter sexual, pues las cartas que le dirigía la reina a su amiga podrían darlo a entender.

Ana casó muy joven con otro protestante, el príncipe Jorge de Dinamarca en una unión feliz y apacible, pero fueron incapaces de tener descendencia a pesar de las al menos 17 ocasiones (no se conoce el número exacto de embarazos) en que la reina concibió un hijo, ya que en su mayoría murieron al nacer o en los primeros años de vida. Todo esto hizo que su salud, que nunca fue muy buena, empeorara rápidamente con los años agravada por la gota y el lupus u otra enfermedad autoinmune parecida, lo que posiblemente causó que sus embarazos no prosperaran. La viudez la convirtió en una persona sin familia, a merced de relaciones interesadas y la enfermedad en una mujer gruesa, sin atractivos y depresiva, de carácter cambiante y posiblemente tiránico. Cuando murió a los 49 años en 1714, estaba tan hinchada que tuvieron que hacerle un ataúd el doble de grande de lo normal para poder enterrarla en la abadía de Westminster.

La película La favorita nos relata el momento en que Sarah Malborough, que ha venido utilizando descaradamente a Ana para sus fines personales y políticos, empieza a perder influencia ante la reina en favor de Abigail Masham, una pariente suya lejana venida a menos, a la que acoge en la corte como simple criada. Abigail consigue, mediante una serie de maniobras propias de una trepa sin escrúpulos, ascender hasta convertirse en la nueva favorita desbancando a su prima Sarah, pero en este caso sus fines no son políticos, sino que lo que intenta a toda costa es recuperar su antiguo estatus de dama de buena cuna y, en definitiva, sobrevivir.  El personaje de Ana es representado de manera patética, como un fantoche cuyo favor todos se disputan, presa de arrebatos pueriles, que sólo busca alivio a su soledad y a sus dolencias tiranizando a los demás, sin que se aluda más que vagamente o de forma simbólica a las trágicas circunstancias que han dado lugar a tan penosa decadencia. Se trata, pues, de una película de época basada en hechos y personajes reales, pero sin rigor histórico; al contrario, ya que deliberadamente se tiende a juzgar el pasado (y los mecanismos del poder) con los ojos del presente.

La fama de atípico y provocador del director Yorgos Lanthimos sustentada por sus anteriores trabajos, se reafirma aquí, aunque suavizada. Utiliza con abundancia recursos cinematográficos tales como el gran angular, el ojo de pez y el contrapicado.  Todo esto, junto con una iluminación natural en los exteriores y a base de velas en los interiores y una música de cuerda mezclada con bellas piezas barrocas, consigue crear un ambiente opresivo y falto de realismo en las escenas, aunque no por ello menos subyugador.  Abundan las situaciones chocantes, llenas de humor negro, sazonadas con unos diálogos procaces, en las que prima el exceso y la extravagancia sin matices dando lugar a un espectáculo tan fascinante como pretencioso en muchos momentos.

Sin duda, lo mejor de La favorita son las memorables interpretaciones del trío femenino protagonista formado por Rachel Weisz (Sarah Churchill), Emma Stone (Abigail Masham) y especialmente la de Olivia Colman (Ana Estuardo), que consiguió un merecido óscar en la edición de 2019 de estos premios. Sus crueles enfrentamientos y los zarpazos que se prodigan en un juego de intereses tan maligno como a veces ridículo, son los que en realidad sostienen la cinta.

Destacaremos por último la magnífica puesta en escena y el vestuario tan elaborado como anacrónico. En general, la película a pesar de sus excesos resulta espectacular y ha conseguido ser una de las más vistas de 2019, obteniendo muy buena acogida de público y crítica.




Imagen: Filmaffinity
Tráiler: YouTube



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