"Huir solo sirve para morir cansado"
De todo lo que se sabe del caballero medieval, tan solo una cuarta parte se ha podido verificar. El resto es leyenda. Y él se ha servido tanto de lo probado como de lo fabulado para dar vida a Sidi, su visión del Cid en la etapa del destierro.
Escribirlo le ha llevado un año y medio. Concebirlo, toda una vida. Desde que en la biblioteca de su casa familiar encontrara La leyenda del Cid de José Zorrilla, quedó fascinado por el personaje. Después vinieron otras lecturas de otros Cid. Ahora, apenas cumplidos los sesenta y ocho, se publica el suyo.
La novela de Arturo Pérez-Reverte es, dicho por él mismo, “una novela, no un libro de historia”. Añadiría que también es un homenaje a la lealtad y a la capacidad de un ser humano para reunir a un ejército de hombres (él afina el término y lo llama mesnada) que lo siguen y atienden sus órdenes con la entrega de la vida entera, sin condiciones, sin mirar atrás ni temer el filo de la otra espada. Además, alimenta el universo legendario de Ruy Díaz. Contar algo más sobre el argumento lo destriparía y estropearía la lectura.
Reverte es un escultor de historias, un pintor de palabras que limpia, fija y da esplendor al lenguaje, a la Historia y a la narrativa. Dice en sus entrevistas que no escribe para hacer mejores personas. Tiene razón, esa no es su responsabilidad, ni la de ningún otro autor. Sin embargo, cuando se alcanza el punto y final de sus novelas, algo ha cambiado. La elegancia y maestría con la que maneja las palabras y cómo las combina para contar, deja poso siempre. Nunca indiferencia. Si hay un antagónico de esta, ese es Reverte.
Escribe sentado en una silla incómoda porque en la comodidad no trabaja bien. El teclado de su ordenador emula el sonido de una antigua máquina de escribir. Sin conexión a internet ni teléfono móvil para evitar distracciones, si tiene algo que consultar cuenta con una biblioteca de treinta mil ejemplares entre los que se encuentran algunas de las mejores obras de referencia ("la Espasa, la Britannica…"). Nunca recurre a Wikipedia.
También tiene por costumbre acompañarse de algunos objetos que le ayudan a dar forma a los detalles. Para la ocasión, una espada, una cota de malla y un casco medieval, le sirven para crear el ambiente y vivir aquello de lo que escribe. Y de guerras sabe un poco y ha vivido unas cuantas. Los veintiún años que trabajó como corresponsal de guerra para RTVE en Eritrea, Malvinas y Bosnia, entre otras, han dejado cicatrices en su cuerpo y en su pluma que se translucen en alguna de las escenas de la novela.
Es fácil recomendar la lectura de Sidi. No decepciona desde el momento en que se da la vuelta a la bella cubierta ilustrada por el pintor Augusto Ferrer-Dalmau. Narrativa de puro estilo Reverte, ideal para disfrutar otra aventura cidiana de la mano de un maestro, aunque él no pretenda o no quiera serlo. Un último apunte: que el sillón para leer esta novela, sí sea cómodo.
Disfrutad de la lectura
Es fácil recomendar la lectura de Sidi. No decepciona desde el momento en que se da la vuelta a la bella cubierta ilustrada por el pintor Augusto Ferrer-Dalmau. Narrativa de puro estilo Reverte, ideal para disfrutar otra aventura cidiana de la mano de un maestro, aunque él no pretenda o no quiera serlo. Un último apunte: que el sillón para leer esta novela, sí sea cómodo.
Disfrutad de la lectura
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