Se podría calificar a la familia Brontë como una especie de milagro literario. Compuesta por seis hermanos de los que sólo cuatro llegaron a la edad adulta, eran hijos de un clérigo culto pero pobre que les permitió el acceso desde niños a su amplia biblioteca. Vivieron en la parroquia de Haworth, un pequeño pueblo en los páramos de Yorkshire (Inglaterra) sin apenas relaciones ni conocimiento del mundo exterior.
Sin embargo, para asombro de todos, las tres hermanas, Charlotte, Emily y Anne (el chico, Branwell, a pesar de las expectativas demostró ser un persistente fracasado y un drogadicto, fuente de problemas terribles para su familia), consiguieron publicar en 1847 superando las dificultades que entrañaba hacerlo para unas mujeres en la Inglaterra victoriana, algunas de las mejores obras de la literatura inglesa: Jane Eyre (Charlotte, la única que consiguió tener una carrera literaria, con el seudónimo de Currer Bell), Cumbres borrascosas (Emily, como Ellis Bell) y Agnes Grey (Anne, como Acton Bell). El éxito sorprendió a estas tres modestas pueblerinas desconocidas para el gran público casi tanto como algunas críticas, tan despiadadas en el caso de Emily que no volvió a publicar nada más.
Sin embargo, Anne (Thornton, 17 de enero de 1820-Scarborough, 28 de mayo de 1849), cuya obra no alcanzó tanto éxito como la de su hermana Charlotte a pesar de tocar en Agnes Grey el mismo tema que Jane Eyre (las vicisitudes de una institutriz, un empleo muy corriente en la época para las mujeres de buena cuna venidas a menos) se decidió a publicar otra novela al año siguiente: La inquilina de Wildfell Hall. Su argumento era tabú en la época, ya que abordaba los malos tratos en el seno del hogar de una manera realista y poco romántica; sin embargo, los críticos, aunque hubo de todo, apreciaron su valentía y su calidad literaria.
Lamentablemente, ella pudo disfrutar poco de la fama pues murió al año siguiente de tuberculosis, la misma enfermedad que, apenas unos meses antes, se había llevado a sus hermanos Branwell y Emily. Charlotte, la hermana superviviente, convertida en el guardián de la memoria de sus hermanas, no permitió que La inquilina… volviera a publicarse mientras ella viviera debido, precisamente, al revuelo publicado por su temática, prefiriendo dar una versión edulcorada de todo lo relacionado con su extraordinaria familia.
La reivindicación de la obra de Anne Brontë, de la que este año celebramos el centenario de su nacimiento, llegó mucho más tarde y hoy día se la considera una escritora feminista (aunque ella no tuviera ni idea de qué era eso), una adelantada en la defensa del derecho de la mujer a luchar contra el sometimiento a un marido desalmado y a reivindicar su propia libertad por encima de todo.
En 1996, la BBC hizo una miniserie de 3 capítulos basada en La inquilina de Wildfell Hall con la habitual solvencia de esta cadena. Era la segunda vez que la adaptaba, la primera fue en 1986. Esta versión de 1996 respeta la estructura de esta novela epistolar que se divide en tres partes, la primera y la segunda son narradas por el personaje de Gilbert Markham (Toby Stephens) a través de las cartas que envía a su cuñado y la tercera se basa en el diario de la protagonista, Helen Graham (Tara Fitzgerald). Esta es una atractiva y joven viuda que decide instalarse en 1847 en una mansión semi abandonada en la campiña inglesa, Wildfell Hall, con su doncella y su hijito, ante el asombro y la curiosidad de los vecinos, incentivada por la actitud reservada e incluso misteriosa de Helen, que evita cuidadosamente relacionarse con ellos más de lo imprescindible salvo con su arrendador, el señor Lawrence, lo que dará lugar a los chismes malintencionados de algunas vecinas celosas ya que el joven es un buen partido.
Las supuestas relaciones ilícitas entre Helen y Lawrence también espolearán los celos de Gilbert, un joven granjero que, desde el principio, se siente muy atraído por ella. Helen, a pesar de sus intentos por alejar a Gilbert, no puede evitar corresponderle, lo que provoca una gran confusión en el joven y le hacen reaccionar de manera precipitada e injusta. Tanto es así que Helen tomará la decisión de permitirle que lea su diario en un intento de que sepa quién es en realidad y las razones de su misterioso comportamiento.
La adaptación es, como decimos, fidedigna al original literario y se beneficia de ser una serie y no una película, lo que permite desarrollar ampliamente la apasionante historia. Como es habitual en una producción de la BBC, su sello es la alta calidad, el cuidado en los ambientes y detalles, los paisajes y, por supuesto, en la elección del cásting.
El personaje de Helen, una mujer de una pieza, que desarrolla y afianza su carácter a base de afrontar dolorosas pruebas, es interpretado por Tara Fitzgerald, una actriz de gran personalidad, sobre todo conocida en nuestro país por sus intervenciones en diversas miniseries inglesas.
Sus antagonistas masculinos, Gerald y Arthur, también son conocidos entre nosotros por el mismo motivo. Gerald (Toby Stephens, hijo de la gran Maggie Smith) es el contrapunto de Arthur (Rupert Graves), un personaje byroniano (puede que inspirado en Branwell, el hermano de la autora), pues cada uno representa con gran convicción lo mejor y lo peor de dos caracteres antagónicos, mucho más inmaduros que el de Helen. Por último, Lawrence (James Purefoy), es un actor siempre solvente, como ha venido demostrando en el transcurrir del tiempo con su versatilidad y acierto en la elección de papeles.
Dirigida por Mike Barker, obtuvo 4 nominaciones a los premios Bafta.
En la exposición virtual de la Biblioteca de Humanidades Charlotte Brontë, un espíritu apasionado, encontrarás más información sobre esta increíble familia.
Imagen: Filmaffinity
Tráiler: Youtube
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