Elegí esta novela sin demasiadas expectativas. No conocía a la autora, pero la crítica era muy positiva buscara donde buscara. Así que lo añadí a la lista de lecturas. En esta ocasión las expectativas se ven más que superadas y uno se alegra de haberse dejado llevar.
Ruta Sepetys está convencida de que la Historia tiene poder “para fomentar el diálogo global y la conexión entre los países”. Ese diálogo en Las fuentes del silencio se establece entre Estados Unidos y España en un momento delicado y gris: en 1957, España arrastra muchos años de dictadura, es un país sumido en las brumas del miedo, la desconfianza, la oscuridad... En un alarde de apertura por parte del dictador y de colaboracionismo bilateral, muchos americanos eligen Madrid para hacer turismo. Aquí comienza esta historia: un hotel de lujo de la capital, una camarera asignada a una familia de texanos para asistir sus necesidades. El destino o, simplemente, la pluma de la autora hará que sus vidas se crucen. Y será un cruce con demasiadas consecuencias.
El tema de fondo de la novela es de esos que cortan la respiración y cuando falta el aliento se siente la necesidad de salir corriendo y gritando a todo pulmón en busca de los indeseables y malnacidos que se atrevieron, que se creyeron con la potestad para cometer semejante latrocinio y destrozar tantas vidas con impunidad: el robo de niños.
La novela se abre con una carta de la autora a los lectores. Además de una declaración de intenciones, da las gracias por leer sus obras. Detalle poco común, por otro lado. Otro detalle poco habitual en la ficción, aunque sea histórica, es proporcionar en las páginas finales un apartado sobre documentación y fuentes. Interesantísimo.
Ruta Sepetys está convencida de que la Historia tiene poder “para fomentar el diálogo global y la conexión entre los países”. Ese diálogo en Las fuentes del silencio se establece entre Estados Unidos y España en un momento delicado y gris: en 1957, España arrastra muchos años de dictadura, es un país sumido en las brumas del miedo, la desconfianza, la oscuridad... En un alarde de apertura por parte del dictador y de colaboracionismo bilateral, muchos americanos eligen Madrid para hacer turismo. Aquí comienza esta historia: un hotel de lujo de la capital, una camarera asignada a una familia de texanos para asistir sus necesidades. El destino o, simplemente, la pluma de la autora hará que sus vidas se crucen. Y será un cruce con demasiadas consecuencias.
El tema de fondo de la novela es de esos que cortan la respiración y cuando falta el aliento se siente la necesidad de salir corriendo y gritando a todo pulmón en busca de los indeseables y malnacidos que se atrevieron, que se creyeron con la potestad para cometer semejante latrocinio y destrozar tantas vidas con impunidad: el robo de niños.
La novela se abre con una carta de la autora a los lectores. Además de una declaración de intenciones, da las gracias por leer sus obras. Detalle poco común, por otro lado. Otro detalle poco habitual en la ficción, aunque sea histórica, es proporcionar en las páginas finales un apartado sobre documentación y fuentes. Interesantísimo.
Está estructurada en dos partes: la primera comienza en 1957 y, a lo largo de ciento veintisiete capítulos (que no cunda el pánico, no van más allá de las seis páginas; algunos, solo dos) se desarrolla el grueso del argumento. La segunda parte, mucho más corta, desata todos los nudos en veinte capítulos de similar extensión que los de la primera y transcurre en los años 1975 y 1976.
La ficción permite imaginar situaciones posibles que lo fueron o no en la vida real y que, de algún modo, alivian sufrimientos, despejan dudas y desvelan secretos prisioneros del miedo. Es el caso de esta novela, cuya lectura recomiendo si se quiere disfrutar de una buena historia muy bien escrita y mejor contada.
La ficción permite imaginar situaciones posibles que lo fueron o no en la vida real y que, de algún modo, alivian sufrimientos, despejan dudas y desvelan secretos prisioneros del miedo. Es el caso de esta novela, cuya lectura recomiendo si se quiere disfrutar de una buena historia muy bien escrita y mejor contada.
Disfrutad de la lectura.
Fuente de la imagen de la cubierta: Maeva
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