Un código QR (Quick Response Barcode) es un sistema para almacenar información en una matriz de puntos o un código de barras bidimensional que puede ser leído por lectores de códigos de barras y cámaras de teléfonos móviles. Su principal ventaja, frente a los códigos de barras convencionales, es que la información que codifica puede ser texto, una dirección de internet o cualquier otro dato.
El código consiste en bloques negros dispuestos en una cuadrícula blanca, con tres cuadrados que se encuentran en las esquinas y que permiten detectar la posición del código al lector. Fue creado por la compañía japonesa
Denso-Wave, perteneciente a Toyota, en 1994. La sigla QR se derivó de la frase inglesa ‘Quick Response’ pues el creador aspiraba a que el código permitiera que su contenido se leyera a alta velocidad. Son muy comunes en Japón y de hecho son el código bidimensional más popular en ese país.
Los códigos QR se pueden ver cada vez más en lugares como etiquetas de los productos, vallas publicitarias y edificios, invitando a los transeúntes a sacar sus teléfonos móviles y descubrir la información codificada. Al ser de pequeño en tamaño, se puede ocultar o integrar en una imagen en periódicos, revistas, en la ropa, etc.
Aunque inicialmente se usó para el seguimiento en la fabricación de vehículos, los códigos QR se utilizan ahora en un contexto mucho más amplio. Se pueden usar para mostrar información adicional al usuario, para agregar un contacto al teléfono móvil, para abrir una página web, o para componer un correo electrónico o mensaje de texto, entre otros. Los usuarios pueden crear e imprimir sus propios códigos QR para que otros lo exploren añadiéndoles el contenido que deseen.
Con todas estas posibilidades era de esperar que su uso en instituciones académicas y bibliotecas no tardara en aplicarse. La
Asociación de Bibliotecas Universitarias y de Investigación (ACRL), en su informe
2010 top trends in academic libraries predice una generalización en el uso de los dispositivos móviles ‘smartphones’ y aplicaciones que impulsarán nuevos servicios y uno de los servicios que menciona son las posibilidades de los códigos QR. Algunas de ellas son:
- Posibilidad de insertarlo en los libros de manera que al leerlo nos remita a la descripción bibliográfica del catálogo en línea,
- De la misma forma se podría asociar el libro físico a su versión digital en caso de tenerla disponible,
- Acceso rápido la web de la biblioteca, sus perfiles en redes sociales, blog institucional, podcast, recursos electrónicos,
- Información complementaria en carteles, paneles explicativos o mapas de las bibliotecas,
- Información y actualización de las novedades bibliográficas.
En definitiva, las utilidades que tiene son todas las que podría darnos una página web, en la que podríamos realizar cambios sin necesidad de que el código cambie.
En Japón y otros países como EEUU su presencia en el ámbito bibliotecario es más habitual, y en España se está empezando a utilizar en algunas bibliotecas universitarias. La wiki de
Libsuccess recoge un listado de bibliotecas donde se usan QR y una breve explicación de cómo lo hace cada una.
En la
Biblioteca y Archivo de la UAM también seguimos de cerca la evolución en el uso de los QR codes. De momento, podéis acceder a nuestro
código QR.
¿Qué te parece este sistema? ¿lo conocías ya? ¿se os ocurre alguna otra aplicación para los códigos QR?
Más información en
Wikipedia7 things you shoyld know about QR codes2010 top ten trends in academic libraries