Esto es posible gracias a un equipo de investigación de la Universidad Politécnica de Barcelona, que ha colocado 12 hidrófonos distribuidos por los mares europeos y Canadá cuyo objetivo es registrar y archivar el ruido submarino a largo plazo para que los investigadores puedan estudiar los efectos de la actividad humana sobre las ballenas y delfines.
Se estima que la contaminación acústica es una grave amenaza para el equilibrio del medio marino, ya que este es uno de los motivos por los que se desorientan a las ballenas causando varamientos masivos. Con esta iniciativa también se podrá determinar si los animales marinos cambian de rumbo en respuesta al ruido por nuevas fuentes acústicas como rutas marítimas o puertos.
(Foto. Ministerio de Cultura)
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