En su Guía práctica de la energía: consumo eficiente y responsable, el Instituto indica que la temperatura de confort en verano es de 26º C y que una diferencia de temperatura con el exterior superior a los 12ºC no es saludable. Si estás en países del ámbito anglosajón, 78,8ºF.
Entre otros consejos prácticos añade que al encender el aparato de aire acondicionado no es conveniente ajustar el termostato a una temperatura más baja de lo normal: la estancia no se enfriará más rápidamente, el enfriamiento podría resultar excesivo y resultar un gasto innecesario.
Eso si tienes aire acondicionado: si no, los ventiladores de techo, airear en las horas más frescas del día o el socorrido e imprescindible abanico. Y en cualquier circunstancia, agua, mucha agua.
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