Esta introducción suena muy idílica, ¿verdad?. Ojalá sucediese eso en un país en el que, en líneas generales, no se lee.
Sin embargo, y pese a estos datos sobre los bajos índices de lectura en España, cada vez existe más demanda de lectura en playas y piscinas.
Y es que, cualquier amante de los libros se mostrará favorable a unir relax-y-baño con un buen rato de lectura tumbado en la arena o en el césped.
Todo son ventajas: que se te olvida el libro en casa... no pasa nada, acudes a tu biblioplaya o bibliopiscina; si las jornadas bajo el sol se te hacen largas, un libro te ayudará a combatir el tedio del estío.
Bibliopiscinas y biblioplayas en España
Las instituciones --conscientes de la afición por la lectura en los arenales-- apuestan por impulsar la creación de las bibliotecas en playas y piscinas. Pero, no nos equivoquemos, esta interesante iniciativa de fomento de la lectura estival no nació ayer.
La llamada extensión bibliotecaria supone llevar los libros a poblaciones o colectivos que -por el motivo que sea- no tienen acceso a la lectura en sus comunidades. Servicios como el bibliometro, llevan ya muchos años en funcionamiento.
Muchas bibliotecas catalanas llevan más de quince años llevando su colección a pie de playa, de piscina o de jardín. En la actualidad, estas actividades al aire libre funcionan en 63 municipios catalanes.
Además de en Cataluña, encontramos biblioplayas en Gijón, en la Comunidad Valenciana, en La Torrecilla y Burriana, en Nerja, Málaga.
En Murcia, los bibliobuses de verano recorren playas como la de Calabardina, los Narejos o Santiago de la Ribera.
El servicio de bibliopiscina lo encontramos en Peñaranda de Bracamonte, Salamanca - que lleva 26 veranos en funcionamiento o en el municipio de Lena, en Asturias, en Requena, Valencia o en la piscina de Urretxu, Guipúzcoa.
Entre chapuzón y chapuzón... tú eliges la lectura
Generalmente, las colecciones de este tipo de bibliotecas estacionales se componen más de textos y lecturas ligeras que de las obras completas de Tolstoi. Así, revistas sobre hobbies, viajes, cocina, decoración, juegos tipo parchís o lápices para colorear son los más demandados.
Además de fomento de la lectura, hablamos de distracción o pasatiempo para nutrir el cerebro en vacaciones. Y tú, ¿las has probado ya?
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