Hacia 2004, el brasileño Walter Salles ya había dirigido más de diez películas, entre ellas la celebrada Estación central de Brasil (1998), y era un nombre reconocido en la cinematografía latinoamericana. Cuando Robert Redford le propuso adaptar los diarios personales del Che Guevara, Salles tuvo miedo. Le costaba afrontar una empresa tan grande. Viajó a Cuba, donde se entrevistó con Alberto Granado (amigo íntimo del Che) y con su viuda. Luego, fue hasta Argentina y buscó las localizaciones más apropiadas para contar la historia. Le pidió al dramaturgo puertorriqueño José Rivera que escribiera el guion. La banda sonora estuvo a cargo del argentino Gustavo Santaolalla. Los actores fueron, a pedido de Salles, todos lugareños, a excepción de quien interpreta al Che, el mexicano Gael García Bernal.
De ese modo, Diarios de motocicleta se convirtió rápidamente en una superproducción que no podía pasar desapercibida. En América Latina se vivió como un gran momento del cine, porque en cierta forma, recreaba ese imaginario de hermandad entre los pueblos latinos, al incluir un equipo formado por integrantes de todas las nacionalidades.
Dos años después de comenzado el rodaje, en 2004, todos pudimos conocer el viaje que hace un joven Ernesto Guevara junto a su amigo Alberto Granado por el continente latinoamericano. Es el año 1952, ellos aún son estudiantes universitarios y solo tienen una motocicleta Norton 500. Subidos a ella, abandonan Buenos Aires y cruzan los Andes por el norte, atraviesan el Desierto de Atacama, la Amazonia peruana y llegan a Venezuela.
En ese recorrido, esos jóvenes de clase media se enfrentan por primera vez a la descarnada realidad de los pueblos nativos, la desigualdad entre ricos y pobres, el maltrato extranjero a los explotados. Guevara comienza a tomar conciencia de las dificultades que atraviesa su continente y cruza el río (de forma literal y a la vez metafórica), hacia el lado de los desprotegidos.
Esa imagen le valió un Oscar a la canción original del uruguayo Jorge Drexler y la película se convirtió rápidamente en el retrato de una época decisiva que acabaría, siete años después, con la Revolución Cubana.
La historia está inspirada en las Notas de viaje, libro que Guevara escribió mientras cruzaba América del Sur y que fue publicado por primera vez en 1992. Dicha adaptación le valió un Goya a la película y varias otras nominaciones en diferentes certámenes del mundo. Pero sobre todo, dejó entrever al joven de veintitrés años que, con el valor y la certeza suficientes, se convertiría tiempo después en un símbolo de la revolución.
Hoy, cuando se cumplen cincuenta años de su asesinato, las imágenes de ese joven cobran otro significado y se enlazan, directamente, con aquellas otras donde se ve su cadáver desnudo sobre una mesa. Diarios de motocicleta ofrece el viaje (en todos los sentidos de la palabra) que provocó esa transmutación del Che, entre la belleza fotográfica de los paisajes y la sordidez de los personajes que allí habitan. En definitiva, es tan solo el comienzo de la leyenda.
Imagen: Filmaffinity
2 comentarios:
Quería felicitarles primero por la muy buena biblioteca que tienen con muchos recursos, a mi el tiempo que estuve en la universidad me ha ayudado muchísimo. En segundo lugar agradecer este blog con noticias y comentarios diversos, como el de este post sobre Diario de Motocicleta, muy buena película y muy buen comentario, la voy a volver a ver. Un saludo y felicitaciones.
me encanta este tipo de blogs!!! un gran abrazo y muchas salud para ti
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