En Boy, Roald Dahl nos contaba su infancia y su experiencia en un internado inglés; en Volando solo recuerda el tiempo que pasó en África Oriental, trabajando para la compañía Shell Oil, y posteriormente su experiencia como piloto de combate en la Segunda Guerra Mundial.
Con 21 años, Roald Dahl se traslada en 1938 a África, a Dar-es-Salaam: inquieto y curioso, aprende swahili y se familiariza con las costumbres y la fauna locales, las serpientes venenosas, la voracidad de los leones, etc.
Cuando estalla la guerra contra Alemania, Dahl se alista con la Royal Air Force (RAF): es enviado a Nairobi y aprende a pilotar aviones de combate. En una de sus misiones sufre un accidente en donde casi pierde la vida y por el que estuvo hospitalizado durante varios meses. Cuando se recupera, tomará parte en la defensa de Grecia en contra de los italianos y alemanes. Poco después es dado de baja y regresa a Inglaterra tras cuatro año lejos de su casa. Y aún no se le había pasado por la cabeza la idea de ser escritor Luego se marcharía a Washington donde conocería a C.S. Forester,.. pero eso ya es parte de otra historia
Volando solo es el retrato de un joven lleno de sueños, con ansias de aventura y de entusiasmo, ávido de vivencias, en un momento en el que se materializa el final del Imperio Británico y en el que sus expectativas y esperanzas parecen poder cumplirse. La narración es ágil y directa, llena de humor, y el libro tiene un carácter cercano e íntimo, evitando la sensiblería o el moralismo. La edición de Alfaguara viene acompañada de algunas fotos del propio Roald Dahl que captan momentos cotidianos, casi triviales, de su vida en estos años.
Un libro de aventuras, directo y vibrante, con humor, paisajes exóticos y grandes secundarios: ¿alguien da más?
Imagen: megustaleer
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