miércoles, 20 de noviembre de 2019

Publicado el 11/20/2019 03:00:00 p. m. por con 0 comentarios

Vidas de película (14): En el corazón del mar (In the Heart of the Sea, 2015)

 “Llamadme Ismael”. Cuando Herman Melville (Nueva York, 1819-1891) escribió esta famosa frase que abre su obra maestra Moby Dick (1851), ya era un autor conocido que plasmaba en sus escritos sus aventuras de juventud como ballenero. Moby Dick no le trajo suerte pues fue muy incomprendida en su tiempo, la crítica le resultó adversa y a Melville no se le consideró como un gran escritor hasta bastante después de su muerte.

En este año de 2019 en que se conmemora su bicentenario, el capitán Ahab y su lucha a muerte con la ballena blanca Moby Dick son universalmente conocidos. Pero quizá no tanto que lo que se cuenta en la novela se inspira en hechos reales, concretamente en la tragedia del ballenero Essex, al que el 20 de noviembre de 1820 hundió en pleno océano un cachalote blanco de enormes proporciones.

En el corazón del mar (In the Heart of the Sea, 2015) del oscarizado director Ron Howard nos relata cómo sucedió esa tragedia a través de la confesión que hace a Herman Melville uno de los testigos, material que luego utilizaría para escribir Moby Dick.

La película empieza cuando Melville (Ben Wishaw) cerca de veinte años después de la tragedia, acude a casa del único superviviente del naufragio que continúa con vida en ese momento, el antiguo grumete Thomas Nickerson (interpretado por Tom Holland y Brendan Gleeson en las diferentes etapas de su vida). El escritor quiere obtener de él un relato lo más coherente y completo posible del naufragio del Essex, pues es una historia que le fascina y no le está resultando nada fácil que Nickerson hable ni ofreciéndole dinero a cambio, pues los terribles recuerdos le atormentan de tal forma que le han convertido en un hombre derrotado y alcoholizado; sólo gracias al empeño de su esposa accede por fin a contar la terrible historia y así, de alguna forma, liberar su alma.

En 1819, el Essex era un ballenero de 27 metros de eslora y 238 toneladas de peso recientemente remodelado, a cuyo mando los armadores pusieron a un joven capitán sin experiencia y nula vocación pero proveniente de una influyente familia de tradición marinera, George Pollard, Jr. (Benjamin Walker). A sus órdenes y como primer oficial, Owen Chase (Chris Hemsworth) era todo lo contrario, hijo de labrador (“un hombre de tierra” dicho peyorativamente) pero un gran marino de pies a cabeza, experto, carismático y enamorado de su oficio.

La isla de Nantucket (Massachusetts) de donde parten hacia aguas del Pacífico Sur era en aquellos años un centro de la industria ballenera de primer orden. El comercio de productos provenientes de los cetáceos resultaba muy fructífero y lucrativo, siendo especialmente valiosos tres:

-    La grasa de ballena, una especie de cera líquida usada como combustible de lámparas y para fabricar velas, que acabó siendo sustituida a lo largo del XIX por el queroseno y después por el petróleo.
-    El espermaceti, extraído del cráneo del animal, un aceite blanquecino de uso cosmético y muy caro.
-    El ámbar gris, que procede de los intestinos, un producto de lujo que se ha usado tradicionalmente como fijador de los perfumes hasta que se inventaron los productos sintéticos.

Una vez iniciada la larga travesía del Essex empiezan a producirse choques entre capitán y primer oficial, el uno porque se siente inseguro en el cargo y el otro porque los armadores han preferido relegarle en el mando a pesar de su experiencia. El afán por no ceder ante el oponente da lugar a situaciones arriesgadas que en algún momento llegan a poner en peligro el barco.

A pesar de todo, consiguen llegar a su destino en alta mar y empiezan a cazar ballenas, pero la escasez del botín les conduce a doblar el Cabo de Hornos y seguir navegando Pacífico arriba hasta recalar en una isla frente a Ecuador donde traban relación con un capitán español (Jordi Mollá), que les habla de un lugar donde hay un gran banco de ballenas. También les advierte de que están protegidas por un enorme cachalote blanco, que atacó y hundió su barco, ocasionando grandes bajas entre la tripulación y a él mismo la pérdida de un brazo. 

Tanto Pollard como Chase escuchan la historia con total escepticismo y cegados por la codicia deciden hacer caso omiso de la advertencia y poner rumbo hacia el preciado banco. Cuando lo encuentran se lanzan con entusiasmo a la caza; sin embargo, pronto comprobarán que el marino español no mentía: de repente, se les echa encima un macho de más de 30 metros, un verdadero leviatán que ataca y hunde el Essex como si fuera una cáscara de nuez.

Tomados por sorpresa, unos pocos marineros consiguen sobrevivir a bordo de tres botes balleneros, en los cuales empiezan a navegar a la deriva con la esperanza de que las corrientes les lleven hasta tierra firme antes de que se agoten las escasas provisiones que han conseguido salvar. Pero, ante su espanto, descubrirán que el terrible cachalote les persigue, vengativo, buscando acabar con ellos. A partir de aquí se desarrolla una terrible aventura de supervivencia de final imprevisible en la que los marineros se enfrentarán a pruebas que les llevarán a superar todos los límites, rozando la locura.

Basada en la novela del mismo título de Nathaniel Philbrick, sin llegar ni mucho menos a la categoría de obra maestra del género, es una estupenda película de aventuras en el mar, bien narrada al estilo clásico pero con la ayuda de la tecnología actual. Con dos partes claramente definidas, la aventurera y la de supervivencia, separadas por el hundimiento del barco, plasma con gran verosimilitud el oficio de los balleneros, tan peligroso como emocionante, sólo apto para hombres curtidos y llenos de arrojo.

Rodada con mucho oficio, actores que defienden bien a sus personajes, una bella banda sonora y localizaciones exteriores en las Islas Canarias realzadas por la estupenda fotografía, destacaremos por espectaculares y realistas las escenas de la tormenta y en general de la dura vida del marinero, así como las bellísimas tomas en las que el Essex se desliza por la superficie del mar como si fuera un inmenso desierto desolado. Pero, por encima de todo y con la ayuda de unos estupendos efectos especiales, las del choque entre hombres y bestia, una verdadera fuerza de la naturaleza, que, sintiéndose atacada, responde con toda su envergadura y agresividad reduciendo a marineros y barco poco menos que a la insignificancia.









Imagen: Filmaffinity
Tráiler: YouTube

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