Gracias a la ayuda de la Fundación ONCE, terminó el bachillerato en Madrid (al quedarse sordociego dejo sus estudios) y hoy es un estudiante de sobresaliente en la Autónoma de Madrid.
Le acompaña Teresa, quien le ayuda a comunicarse a través del alfabeto dactilológico en la palma.
Cuando no está ella (por ej. en la residencia), pide que le escriban en letras mayúsculas con el dedo índice sobre la palma de su mano. Por ejemplo: H-E-L-L-O. y después contesta oralmente.
Hemos tenido la suerte de conocerle pues se presentó a nosotros en la biblioteca y ha hecho uso del equipamiento de la sala para personas con diversidad funcional.
Fuente: El Mundo
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