La Encuesta Financiera de las Familias, que el Banco de España publica trienalmente (la última arroja datos referentes a 2014), puede aportar información de valor para resolver este interrogante. Como “hogares jóvenes” se consideran, a efectos estadísticos, aquellos cuyo principal sostenedor económico es una persona menor de treinta y cinco años.
Los últimos resultados datan de 2014, y en todas las variables muestra una pronunciada tendencia decreciente. Así, en 2014, los hogares cuyo cabeza de familia era menor de treinta y cinco años obtuvieron, de media, rentas anuales por valor de 25.500 €. Ello supone un desplome del 25,6% en sólo tres años, tras haber permanecido estable durante el trienio precedente. Dicha evolución se puede apreciar en el siguiente gráfico:
Los datos del gráfico están expresados en miles de euros
Si calculamos la mediana de este indicador vemos que en 2014 supone 20.900 €, lo cual arroja un dato quizá más esclarecedor ya que indica que el 50% de estos hogares percibe una renta por encima de los 20.900 € y el otro 50% , por debajo.
Al empobrecimiento de los hogares jóvenes se une su reducción numérica, al menos en términos relativos, pues desde el inicio de la crisis su proporción sobre el total de unidades familiares en España se ha reducido en casi una tercera parte, pasando de representar el 12,9% del total de hogares en 2008 a un exiguo 8,9% en 2014.
Los datos del gráfico están expresados en porcentaje
Entre las causas del acusado descenso de los ingresos de los hogares jóvenes podría encontrarse la gran destrucción de empleo que ha acompañado a la crisis económica, y que ha afectado especialmente a los más jóvenes. A ello se añade la alta tasa de temporalidad y baja calidad en el empleo generado durante este periodo, como recoge una entrada anterior en este blog.
Por otro lado, la reducción de la proporción de hogares jóvenes sobre el total puede obedecer a múltiples causas. Una de ellas se encontraría en una dinámica demográfica, con un descenso de la natalidad y una elevación de la esperanza de vida, por lo cual el número de jóvenes se reduce (al haber menos nacimientos), a la vez que aumenta el número de hogares encabezados por personas mayores de sesenta y cinco años (ya que ahora las personas viven más años). Otras serían las mencionadas dificultades económicas, ya que la severa pérdida de ingresos entre los menores de treinta y cinco años dificulta su emancipación, obligándoles a permanecer en el domicilio familiar ante la incapacidad de alcanzar la autosuficiencia económica; o bien fuerza a regresar junto a sus padres a jóvenes que ya se habían marchado de casa.
Por contra, los hogares con ancianos no han sufrido esta pérdida de recursos, como informábamos recientemente. La seguridad de las pensiones como fuente de ingresos y la deflación vivida en España hasta el año pasado parecen ser el motivo.
La siguiente figura ilustra la evolución moderadamente ascendente de las rentas percibidas de media en estas unidades familiares, contrastando con la caída de las de los menores de treinta y cinco, antaño más pudientes.
Los datos del gráfico están expresados en miles de euros
De todo ello se desprende la conclusión de que, en España, los hogares jóvenes son cada vez menos y más pobres, con una evidente correlación entre este fenómeno y la prolongación de la crisis, mientras que, hasta la fecha, las personas mayores han visto atemperada la incidencia sobre sus hogares de las dificultades económicas.
Todos los datos estadísticos que se ofrecen en este artículo tienen como fuente la página web del Banco de España. Aunque también puedes encontrar información relacionada en nuestras bases de datos Euromonitor Passport y Statista.
Y recuerda que si eres parte de la comunidad universitaria, tienes alguna duda sobre información estadística y no sabes qué bases de datos son las más adecuadas para resolver tu necesidad, acude al Centro de Documentación Estadística o envíanos un e-mail a cdestadistica.economicas@uam.es.
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